Paraísos metálicos brillan en los ojos de aquellos hoy.
Sobresalen como coronas de diosas de otros.
Como joyas, engalanan la tierra de los que hoy nos ven de lejos
y dicen y rezan y lloran
y también gimen,
y también gimen,
por las ultrajadas leyendas que en sus nombres enseñamos,
que en sus bustos imprimimos.
Lagrimean hoy todos sus ríos ya secos.
Cubiertos de pisadas erráticas y sinsentido,
Cubiertos de pisadas erráticas y sinsentido,
se llenan de golpes de los zapatos de taco
y el eco suena aquí y nadie lo escucha entre tantos otros ecos y el zumbar de los trenes
miles de trenes
miles de lagrimas secas de golpes de zapatos de ecos
en trenes de ríos que corren sobre coronas enterradas
que brillantes atravéz del agua, gimen.
Desmoronan sus ciudades en el cielo para ser parte de un centilitro de aquí.
Aquí que todo se mide y se saborea
aquí todo se mira en vano. Se mira, me mira, como queriendo algo
de mi
de vos
de todos los que somos los mismos y un solo ojo nos cubre
desde el cielo como queriendo.
Queriendo llenar un hueco que quién sabe un día cómo se vació.
Tal vez de a poco todos se fueron yendo y ya nadie se acordó de como volver.
Es que siempre estamos queriendo volver hacia el futuro,
que allá todo es mejor y el pasado también lo es.
pero volver a llenar... si eso era lo que nos preocupaba hoy
que ya es mañana, por que pasada la media noche se mide el tiempo de ayer
y ya no es hoy y ya nunca será hoy
y me quita el sueño que el sueño nunca volverá
no hasta despertar y descubrir que era verdad
que había una verdad y eso imagino
eso imagino es volver.